¿Qué alternativas estéticas existen en el diseño de una oficina?
¿Qué alternativas estéticas existen en el diseño de una oficina?
Enfocar correctamente el diseño de una oficina supone resolver varios desafíos. El primero de ellos es ofrecer un espacio agradable, cómodo, útil e inspirador a las personas que trabajan allí.
Pero además, un lugar de trabajo proyecta una imagen determinada de la empresa a los visitantes y posibles clientes. Darle una personalidad definida y ajustada a lo que se quiere transmitir es, por tanto, una labor esencial. Y resulta de mucha ayuda conocer algunas de las opciones estéticas o estilos de decoración que pueden servir de referencia para ello.
Estética industrial
Se trata de una alternativa arriesgada que no conviene a cualquier tipo de negocio, así que es preciso pensárselo bien antes de optar por esta línea. Tiene un sabor rabiosamente urbano y a menudo emplea colores terrosos, cafés o grises, paredes con el ladrillo y las tuberías a la vista, elementos reciclados y pisos de madera. Los espacios abiertos, las vigas pintadas y las estructuras y escaleras de metal están también entre las señas de identidad de este estilo, en el que resulta importante cuidar bien la iluminación.
Puede encajar con una empresa relacionada con las actividades industriales o que tenga cierto enfoque del trabajo basado en la creatividad colectiva.
Estética minimalista
Está particularmente indicada para oficinas escasas de metros cuadrados, en las que es
necesario evitar todo lo superfluo. En el concepto minimalista, todo gira en torno a la practicidad: aquello que no sirve para nada apenas tiene sitio en la oficina, por lo que el mobiliario ha de ser extremadamente funcional. Es muy reducida la presencia de objetos, y los que haya deben encajar con una atmósfera sobria que transmite simplicidad y claridad.
En general, el blanco es el color predominante en paredes y techos, y el negro se emplea como contraste. También son habituales los elementos geométricos y los muebles con líneas muy limpias, a menudo de tonos grises.
Todo ello le aporta un carácter definido al espacio, pero también puede darle cierta frialdad.
Estética clásica
La ventaja de aquello que se ha ganado la condición de clásico es que ya no está sujeto a las modas. Otra cuestión es que, tratándose de la decoración de oficinas, funcione bien para cualquier negocio. Por supuesto, no ocurre así, y lo habitual es que este tipo de espacios pertenezcan a ejecutivos de empresas con muchos años de recorrido y vinculadas al mundo jurídico u otros sectores tradicionales.
El diseño de una oficina de estilo clásico tienen mucha importancia las maderas nobles, los sillones acolchados y las alfombras que dan calidez a la estancia. Los muebles suelen ser pesados y de gran tamaño, y los accesorios buscan transmitir cierta sensación de sofisticación, estatus y distinción, por lo que resultan frecuentes los objetos artísticos y los cuadros antiguos.
Estética kitsch
Todos los extremos tienen sus opuestos, y a la sobriedad minimalista se opone el estilo kitsch con el exceso por bandera. En este caso, se da rienda suelta a lo excéntrico y lo colorido, empleando multitud de elementos decorativos y acumulando imágenes y objetos icónicos relacionados con la actividad de la oficina.
Dadas sus peculiares características, este tipo de decoración suele reservarse para espacios en los que se recibe a pocas personas y se quiere proyectar una imagen muy concreta del trabajo que allí se realiza.
Otras alternativas
Las opciones que hemos citado son solo algunos ejemplos. Existen decenas de estilos decorativos para una oficina, definidos con más o menos claridad. Entre ellos están propuestas como el feng shui, pensado para proporcionar sensaciones de paz y armonía, o el coworking, un estilo que toma su nombre de los locales con espacio compartido y enfocados al trabajo en equipo.
Por supuesto, no es necesario elegir una de estas opciones y seguir sus propuestas a rajatabla. Pero sí resulta realmente importante que la oficina de un negocio tenga carácter, y una línea estética acorde con el tipo de empresa aportará parte de esa identidad.
De lo contrario, se puede caer en la indefinición y la insipidez, y se corre el riesgo de que el espacio que debería hablar de nuestro trabajo, nuestra filosofía y nuestras cualidades no diga nada en absoluto a quienes entran en él.
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