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Oct

Ideas para iluminar una oficina correctamente

Iluminar de forma correcta unas oficinas va mucho más allá de disponer una cantidad adecuada de luz para cada tarea y cada trabajador, por lo que, vamos a darte unas ideas para iluminar una cocina correctamente. La iluminación contribuye en enorme medida a crear una atmósfera concreta. De igual manera que su elección desacertada puede dar a cualquier espacio un carácter desangelado e inhóspito, poner cuidado en ella resulta una de las mejores formas de lograr un entorno acogedor y cálido. No hay que minusvalorar la influencia de las sensaciones lumínicas en el ambiente laboral.

Una iluminación adecuada ayuda a rebajar las tensiones propias de un espacio de trabajo y causa una sensación favorable a visitantes o clientes, además de propiciar una relación más fluida entre compañeros y, en último término, un mayor rendimiento laboral. Donde se está a gusto, parece evidente, se trabaja mejor.

Lo primero, aprovechar la luz natural

La primera pregunta que hay que hacerse es esta: ¿De cuánta luz natural disponemos y cuál es el modo más adecuado de aprovecharla? Porque se trata de la mejor luz que existe y porque, cuanto más la empleemos, menor será nuestro consumo energético. Con persianas, cortinas, vinilos o estores podremos graduar el caudal de luz solar que llega del exterior y adaptarlo a nuestro gusto, buscando un equilibrio con la iluminación artificial.

Los tres tipos de iluminación en una oficina

En la zona de trabajo, la iluminación general, que proporciona luz directa y homogénea a toda la estancia, puede consistir en luminarias LED de bajo consumo empotradas en el techo. Reducen en gran medida las sombras y crean un ambiente lumínico característico. Alcanzar unos 500 lux relativamente uniformes por esta vía proporciona, sin duda, una gran flexibilidad para alterar la distribución de los puestos, pero presenta dos inconvenientes importantes: requiere la instalación de un elevado número de puntos de luz y la atmósfera generada resulta en exceso monótona y no demasiado agradable.

Una opción preferible es adoptar una iluminación general difusa, que no sobrepase los 300 lux y preste calidez al entorno, empleando luminarias más intensas para la iluminación focal. En cualquier caso, la luz debe ser estable, sin reflejos ni parpadeos.

Las luces focales son las utilizadas para iluminar un puesto de trabajo concreto o prestar apoyo a una tarea concreta. Las hay básicamente de dos tipos: móviles, como el clásico flexo y sus mil y una variantes, y fijas, habitualmente de suspensión. Salvo que se tenga perfectamente clara la disposición de los puestos de trabajo para un largo tiempo, hay que tener en cuenta que una luminaria fija empleada en iluminación focal restará posibilidades de cambios y ajustes y conferirá cierta rigidez al espacio.

La iluminación decorativa es, por último, aquella que tiene objetivos puramente estéticos. No se trata en estos casos de alumbrar a una persona que lleva a cabo una tarea, sino de crear determinadas sensaciones lumínicas. Existen recursos y diseños suficientes (sean lineales, de suspensión, de pie o de cualquier otro tipo) para generar efectos muy diferentes que añadirán personalidad al espacio. Si se trata de salas de espera o recepciones lo preferible, en todo caso, es una luz indirecta y cálida que proporcione un ambiente acogedor; también ha de ser uniforme y tener la suficiente intensidad para permitir la lectura.

¿Cómo iluminar despachos y salas de reuniones?

Como en cualquier espacio en que se exija concentración, en los despachos resulta conveniente evitar la formación de sombras. Una buena opción para conseguirlo es emplear plafones como iluminación general y añadir alguna lámpara de sobremesa en la zona de trabajo.

El elemento central en una sala de reuniones es la mesa, cuyos ocupantes deben disponer de luces que refuercen la iluminación general localizada en el techo. Las lámparas de pie resultan una opción acertada para generar ambientes; y hay que tener en cuenta, por último, que será necesario contar con luces indirectas cuando la iluminación general se apague, como ocurre cada vez que se realiza una proyección.

La iluminación de las zonas comunes

Los pasillos, vestíbulos, escaleras y otras zonas de paso plantean exigencias mínimas en lo que a la iluminación respecta. Será suficiente con una luz general que proporcione entre 150 y 500 lux y permita atravesar con comodidad esos espacios.

 

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